Читать онлайн «La vida es sueno»

Автор Педро Кальдерон

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El tema central es la libertad del ser humano para configurar su vida, sin dejarse llevar por un supuesto destino.

La vida es sueño. Pedro Calderón de la Barca

Personas que hablan en ella:

ROSAURA, dama

SEGISMUNDO, príncipe

CLOTALDO, viejo

ESTRELLA, infanta

CLARÍN, gracioso

BASILIO, rey de Polonia

ASTOLFO, infante

GUARDAS

SOLDADOS

MÚSICOS

ACTO PRIMERO

[En las montañas de Polonia]

Salen en lo alto de un monte ROSAURA, en hábito de hombre, de camino, y en representado los primeros versos va bajando

ROSAURA: Hipogrifo violento

que corriste parejas con el viento,

¿dónde, rayo sin llama,

pájaro sin matiz, pez sin escama,

y bruto sin instinto

natural, al confuso laberinto

de esas desnudas peñas

te desbocas, te arrastras y despeñas?

Quédate en este monte,

donde tengan los brutos su Faetonte;

que yo, sin más camino

que el que me dan las leyes del destino,

ciega y desesperada

bajaré la cabeza enmarañada

de este monte eminente,

que arruga al sol el ceño de su frente.

Mal, Polonia, recibes

a un extranjero, pues con sangre escribes

su entrada en tus arenas,

y apenas llega, cuando llega a penas;

bien mi suerte lo dice;

mas ¿dónde halló piedad un infelice?

Sale CLARÍN, gracioso

CLARÍN: Di dos, y no me dejes

en la posada a mí cuando te quejes;

que si dos hemos sido

los que de nuestra patria hemos salido

a probar aventuras,

dos los que entre desdichas y locuras

aquí habemos llegado,

y dos los que del monte hemos rodado,

¿no es razón que yo sienta

meterme en el pesar, y no en la cuenta?

ROSAURA: No quise darte parte

en mis quejas, Clarín, por no quitarte,

llorando tu desvelo,

el derecho que tienes al consuelo.

Que tanto gusto había

en quejarse, un filósofo decía,

que, a trueco de quejarse,

habían las desdichas de buscarse.

CLARÍN: El filósofo era

un borracho barbón; ¡oh, quién le diera

más de mil bofetadas!

Quejárase después de muy bien dadas.

Mas ¿qué haremos, señora,

a pie, solos, perdidos y a esta hora

en un desierto monte,

cuando se parte el sol a otro horizonte?

ROSAURA: ¿Quién ha visto sucesos tan extraños!

Mas si la vista no padece engaños

que hace la fantasía,

a la medrosa luz que aun tiene el día,

me parece que veo

un edificio.

CLARÍN: O miente mi deseo,

o termino las señas.

ROSAURA: Rústico nace entre desnudas peñas

un palacio tan breve

que el sol apenas a mirar se atreve;

con tan rudo artificio

la arquitectura está de su edificio,

que parece, a las plantas

de tantas rocas y de peñas tantas

que al sol tocan la lumbre,

peñasco que ha rodado de la cumbre.

CLARÍN: Vámonos acercando;

que éste es mucho mirar, señora, cuando

es mejor que la gente

que habita en ella, generosamente

nos admita.

ROSAURA: La puerta

–mejor diré funesta boca-abierta

está, y desde su centro

nace la noche, pues la engendra dentro.

Suena ruido de cadenas

CLARÍN: ¿Qué es lo que escucho, cielo!

ROSAURA: Inmóvil bulto soy de fuego y hielo.

CLARÍN: ¿Cadenita hay que suena?

Mátenme, si no es galeote en pena.